domingo, 1 de marzo de 2009

Apego



Esta entrada o parte de ella ha sido publicada por Carlos Cabrero en la revista Ser Padres Hoy.


Los bebés nacen indefensos y tienen que depender de la madre para su supervivencia. En esta dependencia y en la respuesta materna a la misma, se desarrolla una relación muy especial, un vínculo, una adhesión, entre los dos, un apego. La madre se sentirá atraída a su bebé, tendrá el deseo de abrazarlo, mirarlo... El niño a su vez le responderá agarrándose a ella, sonriéndola. Cuando un niño está alarmado, cansado, hambriento o enfermo busca protección y apoyo en quien le brinda cuidados y le da confianza. Por otra parte, la seguridad que la madre le brinda hace que el bebé explore con mayor frecuencia el entorno que lo rodea.
El apego a su primer cuidador posiblemente sea la relación más importante en la vida de un niño, va a determinar el molde emocional para todas sus futuras relaciones. Personas que han tenido en su cuidador una fuente de apoyo y seguridad, valoran al otro y las relaciones son vistas, en general, como algo que genera satisfacción y merece la pena. Por el contrario, los individuos que han vivido experiencias con cuidadores inaccesibles o de actitud distante, con poca interacción afectiva con ellos, tienen una gran dificultad en formar y mantener relaciones cercanas; se muestran desconfiados y negativos.

El hecho de coger al bebé al hombro, abrazarlo, mecerlo, cantarle, besarlo y otras conductas asociadas al cuidado y alimentación del bebé son experiencias de vinculación, de apego. Las actividades que te propongo son una buena manera de fortalecer los vínculos de amor con tu bebé y contribuir a la formación de un apego seguro.

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¡A VOLAR!

Sobre los cuatro meses tu hijo está en disposición de jugar a volar. Posiblemente éste sea el juego preferido entre los padres y su hijo pequeño.

Sentada en el suelo con tu bebé frente a ti levanta al niño en posición abdominal y deja que “vuele” en el aire. Para ello cógelo por el pecho y por las axilas ayudándole así a mantener la horizontalidad. Anima la acción con cosas como: “¿Preparados para volar?... ¡Uno, dos y treees!”, “Javier –El nombre de tu hijo- está volando”, “Javier vuela por el cielo ¡Bién!”,... “El avión aterriiiiza – A la vez lo bajas- y mamá esperando está”. Al aterrizar lo abrazas con fuerza y le das una acalorada bienvenida después de tan apasionante viaje.

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PALMAS, PALMITAS

Abre las manos de tu bebé. Haz que bata palmas a la vez que recitas la canción. Al terminar pon sus manos en tu regazo y dedícale palabras de amor.

Palmas, palmitas, que viene papá (mamá),
palmas, palmitas, que pronto vendrá.
Palmas, palmitas, que viene papá,
palmas, palmitas, que en casa ya está.

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ESTE NIÑO TIENE SUEÑO

La nana es una demostración de cariño, un sentimiento que brota del corazón. A través de ella se establece un vínculo muy especial entre la madre o el padre y su bebé. Mece a tu bebé suavemente en tus brazos al compás de esta nana popular.

Este niño tiene sueño,
muy pronto se va a dormir,
un ojo tiene cerrado
y otro no puede abrir.

Ea, ea, ea...
Ea, ea, eh.

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¿DUERMES TÚ?

Una buena canción para jugar a esconder la cara es la siguiente, adaptada de la canción popular francesa “Frere Jacques” (Conocida aquí como “Martinillo” o también como “Fray Santiago”.)

Martinillo, Martinillo,
¿Duermes tú? ¿duermes tú?
Suenan las campanas, abre tus ojitos,
Ding dang dong, ding dang dong.


Pon a tu bebé en la cama boca arriba..
Sustituye el nombre de Martinillo por el nombre de tu bebé.

Tápale los ojos con sus manos cuando diga las palabras “¿Duermes tú?”.
Cuando digas “abre tus ojitos” coge las manos del bebé y retíralas de su cara con suavidad.
Mueve las manos del bebé como si estuvieras tocando una campana cuando digas “Ding dang dong”.

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AL PASO, AL TROTE, AL GALOPE

Siéntate en una silla, sienta al bebé en tus rodillas, cógele por debajo de los brazos, sujetándole bien y cántale la siguiente canción.

David (o el nombre del bebé) se fue a París,
en un caballito gris.
Al paso, al paso, al paso... (Se dan pequeños botecitos)
Al trote, al trote, al trote... (Se dan unos botecitos más intensos)
Al galope, al galope, al galope... (Más rápido todavía)

David (o el nombre del bebé) se fue a Estambul
en un caballito azul.
Al paso, al paso, al paso... (Se dan pequeños botecitos)
Al trote, al trote, al trote... (Se dan unos botecitos más intensos)
Al galope, al galope, al galope... (Más rápido todavía)

Después de la galopada levanta a tu bebé para darle un fuerte abrazo.
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CINCO LOBITOS


Los juegos y retahílas que tienen que ver con los dedos de las manos y los pies gustan mucho a los bebés, y ayudan a crear una relación de apego entre los padres y su pequeño.
Recita este poema popular mientras juegas con los dedos del bebe.

Cinco lobitos
tiene la loba,
cinco lobitos,
detrás de la escoba.
Cinco lobitos,
cinco parió,
cinco críó,
y a los cinco,
a los cinco
tetita les dió.
O este otro:

Pulgar, pulgar,
se llama éste,
éste se llama índice
y sirve para señalar,
éste se llama corazón
y aquí se pone el dedal,
aquí se pone el anillo
y se llama anular
y este tan chiquitín
¡meñique, meñique!.

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EJERCICIOS CON LAS PIERNAS

A los bebés les encanta levantar las piernas y patalear en el aire. Antes de dejar que disfrute solito, unos ejercicios.

Cógele las pantorrillas por encima del tobillo y ponle una pierna sobre la otra, alternando. Después, flexiona y extiende las dos piernas al mismo tiempo y alternando hasta que realice el movimiento del pedaleo.
Verás que tu bebé coge enseguida el tranquillo. Elógiale y abrázale.