martes, 21 de abril de 2009

El sentido del gusto

(Esta entrada o parte de ella ha sido publicada por Carlos Cabrero en la revista Ser Padres Hoy)

El ser humano puede percibir un abanico amplio de sabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura, temperatura y olor. Pero el sentido del gusto, considerado de forma aislada, solo percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo.
Las alteraciones en el sentido del gusto apenas si han recibido atención de la comunidad médica, casi siempre asociadas o como consecuencia de otras sintomatologías y estados o situaciones como una faringitis, una infección nasal, un resfriado común, la ingesta de medicamentos o de alimentos en mal estado, la resequedad de la boca o el simple hecho de fumar. Pasada la enfermedad o suspendida la causa, caso del fumador, que genera la sequedad de boca, se retorna a la normalidad. Pero pudiera ocurrir, si bien es raro, que persistiera el deterioro del sentido gustativo e incluso se diera su pérdida completa; disgeusia lo llaman los especialistas.

El olfato y el gusto son los dos sentidos que menos utilizamos los adultos pero eso no quiere decir que no sean importantes. La pérdida del sentido del gusto y el olfato puede resultar determinante en nuestra vida. Cuando se alteran estos sentidos no sólo se pierden las sensaciones que nos producen, sino que podemos llegar a tener alteraciones de la alimentación, intoxicación por gases que no podemos detectar, deterioro en nuestras relaciones sociales... además del perjuicio profesional en oficios como cocinero o perfumista. En el niño, los cinco sentidos se utilizan como vía de entrada de estímulos al cerebro; el bebe utiliza la boca como un medio de conocer, cuando coge un objeto, el paso siguiente es llevárselo a la boca; ya desde muy pequeño es capaz de distinguir entre lo dulce, lo salado, lo agrio y lo amargo.

Los ejercicios que te propongo además de ser examinadores del gusto de tu hijo quieren llamar tu atención sobre esta otra posibilidad de ayudar en el desarrollo de su cerebro. Cuanto mayor sea la variedad de sabores, mayor será el número de estímulos que recibe tu hijo. No te cierres, por ejemplo, al comprar los potitos de papilla en un determinado tipo, o con los yogures no te limites a los de fresa o sabor que un día descubriste le encantaba a tu hijo. Con la variedad, desde muy pequeños, podemos ir ampliando el campo de sabores que presentar a nuestros hijos, les ayudaremos a que puedan llegar a ser personas de gusto, a que coman de todo cuando sean mayores.

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EL EXAMEN DEL GUSTO
(Para realizar en el primer mes de vida):

La sensibilidad gustativa del bebé está muy desarrollada. Vas a comprobar las respuestas primitivas de tu hijo ante distintos sabores: dulce, salado y ácido.

Dulce
Moja el chupete de tu hijo en agua azucarada e introdúceselo en la boca.
Su cara se relaja y se atisba una pequeña sonrisa.

Salado
Moja el chupete en agua con sal y dáselo a probar.
Apartará el chupete y es muy posible que haga pucheros.

Ácido
Diluye un poco de limón, moja el chupete y llévaselo a la boca.
Apretará los labios, cerrará los ojos y se estremecerá tal como hacemos los adultos.

El hecho de que el niño reaccione de forma distinta ante cada sabor es indicativo de que efectivamente los aprecia. Es raro que el bebé no responda a distintos sabores y si así fuera sería conveniente consultar al especialista.

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ADIVINA QUÉ ES:

Con los niños hay que procurar que se den realmente cuenta de que lo que están tomando tiene distintos sabores. El juego que te propongo, muy divertido, ayuda a este fin.

Le tapamos los ojos al niño con un pañuelo o trapo de tela y le damos a probar distintos alimentos y sabores. Se trata de que adivine cuál es cada uno.

Le damos a probar los alimentos por separado y cuantas veces sea necesario dejando que nos diga de qué se trata antes de pasar al siguiente. Sí no es capaz de adivinarlo le damos pistas.

Te propongo la siguiente relación de alimentos que podrás modificar atendiendo al hábito alimenticio de tu hijo: plátano, chocolate, naranja, queso, pan, galletas, pollo y zanahoria.

El juego no se acaba aquí, la fiesta continúa. Ya con los ojos destapados, damos a probar al niño distintas marcas del refresco (Cola, naranja, limón) que más le guste haciéndole ver, notar, la diferencia de sabor que puede haber de una marca a otra aún tratándose del mismo tipo de refresco. Después, sin que el niño nos vea, pondremos las diversas marcas de bebidas del refresco elegido en distintos vasos. Tendrá que adivinar cuál es cada una y decirnos cuál le gusta más.

Si no le gustan los refrescos, tienes la alternativa de los zumos.

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PARA SABER MÁS:

Primero, una lección magistral, ayudados de la imagen que de la lengua te presentamos: “Los sabores son cuatro: dulce, salado, ácido y amargo. La mezcla de estos sabores añadida a otras cosa como si son duros, rugosos, líquidos, están calientes o fríos... y olor que tienen producen el sabor que nos permite diferenciar lo que estamos comiendo o bebiendo. Fíjate en esta imagen; no en toda la lengua nos damos cuenta de los distintos sabores. Los lados de la lengua reconocen los sabores ácido y salado; la punta de la lengua nos informa de que lo que tenemos en la boca es dulce y la parte de atrás reconoce el sabor amargo.”

“Ahora a practicar lo que has aprendido. Estos cuatro alimentos –señalando en la lámina- tienen un sabor característico: dulce (la pera), salado (el jamón), ácido (el zumo de limón ) o amargo (la corteza de la naranja); tienes que unir con una línea la imagen de cada alimento con el lugar de la lengua donde se va a reconocer su sabor característico.” Sólo nombras el sabor, no el alimento.


Se trata de alimentos cuyo sabor, generalmente, el niño reconoce y tiene asimilado. Ante la duda y con los más pequeños, daremos a probar los distintos alimentos. Será más divertido. No olvides que nuestro objetivo es utilizar la actividad como test para el reconocimiento de los sabores.

Si tu hijo disfruta de buen estado de salud, reconocerá los cuatro sabores; pero no olvides que un simple resfriado, la toma de medicamentos o una boca reseca puede interferir en la percepción del sabor.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente explicación del sentido del gusto. Clara y concisa. Gracias !!!!


IglesiabautistaFiladelfia dijo...

amigo excelente exposicion del tema me ha servido de ideas para darle clases a mi pequeño grupo de niños en la escuela dominical de una iglesia bautista. muchas gracias

Unknown dijo...

Me gusta esta explicación. Me he enterado como funciona esto del gusto. Muchas gracias profe.

Unknown dijo...

Interesante auque con datos erroneos que conviene no transmitir a los niños. La lengua es capaz de percibir diferentes sabores en toda su superficie. En algunas zonas de la misma la capacidad para percibir sabores concretos es ligeramente superior (dulce en la punta, amargo al fondo...), pero esto no quiere decir que sólo en esas zonas podamos percibir esos sabores. Es un error que de tanto repetirlo se ha tomado como verdad. Les invito a tomar un poco de chocolate y comprobarán que su sabor lo perciben no sólo en la punta de la lengua.